"VIAJES"


 Arribos, trasbordos y valija armada.
Luego de embarques, arribos y valijas armadas se puede volver al hogar, o partir para que los paisajes nos dejen imborrables “encuadres”, personas  que sin duda “habrán pasado para dejarnos un gesto, un momento de afecto, una moraleja en dos frases cruzadas. El azar de los encuentros también encierra sus misterios. Culturas, creencias, modos de pensar, nutrieron “mi disco rígido” cada vez que tenia la posibilidad de “cargarme la mochila”, siempre estuve ávido de mundo.
Encontrarme con mis raíces en tierras de Euskadi, como mero ejemplo, fue saber que había una semilla germinal: fue como volver a una casa que aguardaba a un hijo prodigo, para resignificar luego mi hoy, mi presente, mi vida en esta Argentina contradictoria, violenta y sumisa a la vez, donde sobrevivir  cuesta inusitado esfuerzo, pero de terco, uno se pega a ella, tratando de asumir sus contradicciones, sin duda las nuestras. Uno cuando escribe parece ser un autor surrealista, es difícil para muchos hacer comprender que uno no escribe así por surrealista sino por argentino.
Pero es verdad que los barcos trajeron el lunfardo y el cocoliche, el  conventillo y la America prometida, sus macutos, sus ausencias y sus esperanzas. 
 Desembarcaron hambrunas, destierros, guerras y amores arrasados por las distancias. Les prometieron oro, en algo no se les mintió: legaron en condiciones paupérrimas pero con toda la tierra por delante. De esos cimientos, de sus manos callosas de trabajo duro, venimos aunque nos vayamos olvidando.