Sobre “Historias Sonoras .com.”
Página Web de audiorelatos (en construción)
Si las matemáticas son incomprensibles para mí, lógico resultará comprender que la música “alimente mi alma”” pero no sepa distinguir una nota. Esos puntitos (ahora ni eso) son para mi manchas inciertas. Sin embargo, Marcelo, sabe cuando le pido para musicalizar un corto y le digo: - “quiero una música que suene a verde”, - no se como hace, pero me entiende, lo entiendo. Acontecen diálogos como este:
-Marce, pongamos el sonido del cigarrillo cuando lo apaga
- Juanjo un cigarrillo que se apaga no suena a nada.
- Pero…
Y aquí estamos, como diría Godard “yo tengo que decir no importa como, hago cine porque me resulta más cómodo… ”
Filmar se nos está haciendo cada vez más lejano, pero el alcance de Internet, la potencia del relato sonoro, capaz de “hacer ver” con la palabra y el sonido, alienta. No nos aleja de del texto dramático y menos acallará nuestra voz, tenemos cosas por decir, tenemos vivencias para compartir.
Freud decía: -se crea desde la falta – Si un relato sonoro carece de imágenes visuales, relieve, HD; contamos con: el tono, el adjetivo justo, la descripción apropiada, la acción exacta y acotada de un tramo de relato, el diálogo agudo; estos recursos expresivos del medio darán cuenta que la mayor y aparente “carencia” es su mayor potencialidad .
Bastará con comprender que el lenguaje es icónico por “naturaleza” y por “grandeza”, ya que deja libre a la imaginación (de por sí siempre prolífera y generosa), el repiquetear de la lluvia que imitan unas notas, la luz que deviene del trueno que se ha incluido como efecto, el bosque ideal que el narrador describe, la emoción de una voz quebrada, la musicalidad de frases, la métrica de un discurso en conjunción con un fondo musical, el titubeo en una palabra a medio pronunciar, el silencio tenso e inquietante, la pausa, el sutil ruido en lejano plano sonoro que demarca distancias, la subjetividad de una reverberancia para acentuar un estado mental interno de un personaje y la osadía de adentrarse a rupturas narrativas y nuevos códigos más experimentales. No es poco con que contar, quizás inimaginable aún la combinatoria de posibilidades.- “La vida es una osada aventura o no es nada “- afirma Tagore. Si el arte es reflejo de la vida ¿por qué no ha de ser una aventura también?