lunes, 8 de marzo de 2010

YO SOY"Juan Jose Arhancet

Nací en Chivilcoy Prov. De Buenos Aires en septiembre de un mil novecientos cincuenta y siete. Lejano ya, pero también próximo, porque de ese pasado donde inició mi vida surgen las imágenes de hoy, mi pasión por las historias, los cuentos de “los mayores”, la historia familiar cargada de destierros, guerras y hambrunas fueron formando mi imaginario. Sin duda nunca los números fueron para mí, la regla de tres simple sigue siendo un misterio y ni hablar cuando a los números se le sumaban letras y paréntesis.

Así que lo mejor fue cuando mi padre, leninismo mediante tuvo la ocurrencia de llevar a mi madre, embarazada de mí, al cine a ver “La madre” de Pudovkin. No salí con traumas graves pero si apurado a los siete meses queriendo decirle al mundo acá estoy.

Dibujar no era lo mío pero si sobre escribir los globitos de las historietas con nuevos diálogos. Llegó el cine Graf, filminas de Dumbo, proyección en una sábana, cine de tres películas al hilo mientras comíamos biscochuelo (de esos de doce yemas).

Viene a la memoria el dulce recuerdo de ese biscochuelo, nuestras panzadas de cine de barrio, el tío Nato, proyectorista del cine “Metropol” de Chivilcoy, quien a escondidas me dejaba espiar por la ventanilla cuadrada de la pared entre la incandescente luz del proyector “donde chisporroteaba el carbón” que ponía en movimiento la magia de esas imágenes: la Coca Sarli, “Gitano” de Sandro, alguna de vaqueros y “Bambi” son mi “Cinema Paradiso”, el inicio de mi “Amarcord”.

Lo que sigue se desprende de esta matriz. Hoy al escribir espero no hacer perdido la inocencia de ese niño crédulo en duendes y poder, más allá de todo oficio, seguir asombrándome con las intrigas y los vericuetos de la ficción.

"MIS PRIMEROS ESTUDIOS"

Sin duda la primaria y la secundaria pasaron como algo que tenían que pasar. Pero en tercer año, descubrí la literatura que amplió mi colección amarilla de Salgari o La cabaña del tío Tom. (Que solía leer trepado a algún árbol, mientras escapaba del terror a cuanta pelota de futbol pudiese arrimarse).

Tuve la suerte que en la misma secundaria surgiese un grupo de cine que llamamos “Sine-Nomine” y allí empezó todo, cine club, Super 8mm combinado con Berman, Visconti, Antonioni, Truffaut, Godard, Pasolini y tantos otros, de muchos entendíamos la mitad, de otros muy poco pero fundamentalmente de lo que menos entendíamos más nos emocionábamos.

La Facultad de letras con la dictadura militar no era muy conveniente y resultaba difícil explicar a la policía de que trataba “Demian” de Hesse, cuando en la lista figuraba como proscripto y las únicas palabras con sentido para ellos eran: “Afirmativo” o “procedan”.